NUESTROS ALEGRES REPRESENTANTES

Resultan inexplicables y sorprendentes, por no decir trágicas y patéticas, las alegrías con que algunos o mejor casi todos nuestros representantes festejan los triunfos en las elecciones y más aun en estas últimas dados los difíciles momentos que nos depara esta crisis. Con la que está cayendo, alcanzar un importante cargo de gobierno no es precisamente motivo de jolgorio sino más bien todo lo contrario; para cualquier persona responsable e inteligente sería de preocupación ante la difícil tarea que por delante se le presenta, pero ellos no; están tan contentos y ni se molestan en disimularlo. Hasta muchos reelegidos, es decir que sorprendentemente repiten cargo tras dejar su país o comunidad en lamentables condiciones sociales y económicas, cargado de deudas y con uno de los mayores índices de paro de España y Europa, no dudan a la hora de celebrar de forma festiva su reelección. Por otro lado, los que tienen que abandonar el cargo, muchos de ellos tras dejar a sus gobernados hechos un cisco, se van tristes y derrotados porque su deseo es continuar ya que les importa un pepino cumplir con su obligación de servir a la comunidad que les dio el voto.

¿Que conclusión sacamos de todo esto? ¿Es tal su ignorancia que no saben donde se meten o como algunos dejan las cosas cuando se van o es que les importa un pepino cumplir con su obligación de servir a la comunidad que les dio el voto y lo único que les mueve es el dinero, las prebendas y el poder? malo lo primero pero aun es peor lo segundo.

No hay que votar a quienes demuestran gran interés por ocupar altos cargos, su ambición les descalifica automáticamente. Las personas de valía alcanzan un puesto de responsabilidad porque se lo merecen y son designados para ello, en general suelen hacer un buen papel pero en caso contrario, es decir, si fracasan no hay que echarlos, dimiten ellos mismos antes de que sobrevenga el desastre porque lo ven venir. Es por esto que cada vez somos más quienes pedimos "listas abiertas"